domingo, 27 de marzo de 2011

GREGORIO DE GANTE (1890-1975)


Gregorio de Gante fue un poeta, maestro y revolucionario Mexicano, contemporáneo de autores como Urbina, Othón y Cortés, Guillermo Aguirre y Fierro autor del popular poema Brindis del bohemio con quien llevó una relación cuasi fraternal.

Nació la cabecera del distrito de Tecali, del Estado de Puebla, el día 7 de julio de 1890 y sus padres fueron el Coronel Don Gregorio de Gante y la Señora doña Teresa de Jesús Rojas.

Cursó en su tierra natal la instrucción primaria bajo la dirección del notable y olvidado pedagogo, maestro de muchas generaciones y de gran número de hoy profesionistas, Señor don Cecilio Flores. Al terminar su instrucción primaria se trasladó a la capital del Estado e ingresó a la Escuela Normal, donde se graduó el año 1911. En la citada institución fue presidente de la Sociedad de Alumnos; ahí fundó y dirigió el periódico “Iris”, en el que hicieron sus primeros ensayos en las letras los Señores Gilberto Bosques, Celerino Cano, el “Chato”, como cariñosamente llamaban a Froylán C. Manjares, y Arnulfo Linares.

El periódico a que nos referimos sirvió como órgano a los normalistas en la campaña democrática a favor de Don Francisco I. Madero, y por tal actitud el gobierno del Estado retiró la pensión a varios estudiantes, encabezándoles el Señor de Gante. Por los mismos motivos, al celebrarse las elecciones de 1910, siendo el visible jefe de los normalistas, se le internó en la cárcel al mismo tiempo que lo eran, el hoy famoso doctor don Alfonso G. Alarcón y el Licenciado don Luis Sánchez Pontón, jefes también del movimiento maderista entre los estudiantes del Colegio del Estado.

Al término de sus estudios fue a desempeñar la dirección del Instituto Central de la ciudad de Teziutlán, donde también desempeñó labores de docente enseñando Latín, Griego y ciencias exactas; en dicho lugar se encontraba cuando estalló la revolución en contra de Don Victoriano Huerta; pidió licencia limitada para dejar el puesto que desempeñaba con el objeto de unirse a las fuerzas revolucionarias que en la Sierra Norte del Estado operaban bajo el mando del General don Antonio Medina; éste le nombró su secretario particular con el grado de capitán primero, y más tarde fue incorporado a las fuerzas “Leales de Tlaxcala”. Durante su vida revolucionaria ofrendó a la causa constitucionalista su sangre, pues en acciones de guerra fue herido dos veces, la última en la pierna izquierda que lo imposibilitó para seguir combatiendo; pidió su retiro como miembro del ejercito constitucionalista cuando ostentaba el grado de mayor.

Triunfantes las fuerzas de don Venustiano Carranza, el Señor de Gante se radicó en la capital del Estado de Tlaxcala desempeñando el puesto de Oficial Mayor del Gobierno y después el de Oficial Mayor de la Cámara de Diputados.

En Tlaxcala fundó el semanario “El Gladiador”, que sostuvo durante doce años; también fundó la revista “Pegaso”, en cuyas páginas colaboraron las mejores plumas de la República, siendo dicha revista única en su género y en importancia que ha tenido hasta ahora el Estado de Tlaxcala.

En el año 1929 se radicó en la capital de su Estado natal, dedicándose a la cátedra; entonces, empezó a escribir su poesía Folklórica que tiene un sello de belleza tan nuestra, tan nacional que el pueblo ha hecho suyos los versos de de Gante; y como ellos, a más de cantar los motivos vernáculos “La China”, “El Charro”, “Piropos al Reboso”, “Romance del Sombrero Jarano”, “Efemérides Poblanas”, “Romance de Navidad”, etc., representan una manera peculiar en el desarrollo de las ideas, en el hallazgo de las bellezas, en la naturalidad de las composiciones, en la verdad y novedad de las metáforas, en la brillantez y magnificencia de las imágenes y en el modo tan personal de la expresión, que la crítica ha indicado a de Gante como el creador de un estilo que le es propio, y que pudiera llamarse Degantino, que lo hace el Jefe de la Escuela Literaria Nacionalista de nuestros días, la que cuenta entre sua antecesores a don José Joaquín Fernández de Lizardi, el famoso “Pensador Mexicano” y el popular cantor Don Guillermo Prieto. Con poemas varios como la vida, a veces Madrigalescos, a veces alejandrinos, logra causar buena impresión, de alta originalidad, es evidente que no necesita retorcer el vocablo ni dislocar el metro.

Como todo hombre que significó y vale, don Gregorio no se ha escapado a la calumnia, siendo objeto, cuando dirigía la Biblioteca Palafoxiana, de negra intriga; en dicha ocasión, su inocencia y su orgullo le inspirarón la hermosísima composición que tituló “Vida” y en la que canta:

Con perdón del Beato Padre Prior, del Convento

De nuestra Madre la Poesía, cuyo acento

Inspirado cantara a los giros del viento:

“Vida, nada me debes. Vida estamos en paz”

yo humilde y pobre lego, levanto a ti la faz

y te impreco, iracundo, estas palabras breves:

¡en paz no estamos, vida, porque todo me debes!

A las débiles puertas de mi celda sombría,

robándome el sosiego, la humana tontería

montó guardia de honor con zafia grosería.

Los perros del escándalo ladraron por mi ruta

y rasgaron mis carnes en rabiosa disputa.

Las pasiones cruzaron, fugaces, por mi alcor,

sin darme, persistente, su más acre sabor.

¡No probé ni siquiera un hondo y gran dolor!

Para qué quiero el áureo fausto de la riqueza

si está a caer por siempre ya mi altiva pobreza?

Me nombrará la gloria con su voz argentina

cuando yo ya no escuche su palabra divina

Amor traerá sus tirsos por una senda ignota

cuando mis horas sean un tropel en derrota

y el corazón, cronómetro con la cuerda ya rota.

Sus luces de bengala prenderá la alegría,

cuando a ser larga noche esté pronto mi día.

Todo me debes, Vida: fortuna, amor, victoria,

la pasión, la justicia, el sosiego y al gloria.

Y por deberme todo, como en la edad pagana,

me debes hasta el lauro de una muerte temprana.

Otro gobierno, haciéndole justicia, como reparación al mal que se le infiriera, lo designó nuevamente Director de la Biblioteca Palafoxiana de donde fue separado, cometiéndose una de las más notables injusticias durante la administración del general José Mijares Palencia.

Su colaboración se ha visto en casi todas las revistas de carácter literario y cultural de la República, y sus poesías ocupan ya lugar preferente en las antologías mexicanas y en algunas extranjeras.

Con los recursos escasos, propios de quien vive del arte y de la cátedra, pero con el esfuerzo grande de quien mantiene un gran ideal, ha publicado: Rumores del Aula en 1919; Canciones de Humano Amor en 1922; Puebla en 1931, con motivo de la celebración del IV centenario de la fundación de la Ciudad de Puebla, y “Estampas de mi Tierra”, éste último libro patrocinado por el Honorable Ayuntamiento que funcionó durante el período 1938-39, que fue presidido por el Señor Doctor Sergio B. Guzmán.

Su libro “Estampas de mi Tierra” recibió muy buenas críticas en 1938, por la Prensa Nacional y por la crítica. En el cual evoca a su "China Poblana", poema conocido y citado internacionalmente, "piropos al rebozo", "el charro" entre otros poemas que colócanse por derecho propio como nacionalistas.

Su cuarto Libro “Cancionero del Dulce Amor sin ventura” publicado cerca de 1939, mereció juicios como el de Gabriel Galicia Montalvo:

“A pesar de referir todas sus composiciones al viejo y decantado tema del amor, tan viejo como la humanidad, y en el que se ha dicho todo lo que tenía que decirse y hasta algo de lo que no se debía decir, Gregorio de Gante consigue, en la mayoría de los 60 pequeños poemas, apartarse de la vulgaridad, que ya es decir mucho. El poeta narra, en breves poemas de tipo madrigalesco, la historia de su idilio amoroso, fracasado, pero que le sirvió para captar emociones hondas y duraderas, en unos cuantos versos."

Su quinto libro “La Lira Heroica(¿?), se muestra como un poeta contrastado. Donde deja las cuitas de amor y versos tersos, por sus memorias que restallan cual metralla, llenas de valor y enseñanza cívica, seguramente plenas de vivencias del autor, suscitadas en el contexto de la Revolución Mexicana.

En la escuela Pino Suárez de esta ciudad de Puebla, situada en la calle cuatro norte 605, existe una biblioteca escolar que lleva el nombre Gregorio de Gante, así como otra, del mismo género, en su tierra natal, Tecali, que también lleva su nombre.

Ha obtenido muchos galardones entre los que se cuentan: en 1924, flor natural en los jugos florales de la ciudad de Tampico; flor natural en los juegos florales de la ciudad de Morelia, el año 1930; el año 1931 se le adjudicó el primer premio de literatura en el concurso llevado a cabo en esta ciudad al celebrarse el IV centenario de la Ciudad de Puebla.

La estación Radio-Difusora “X.E.W” el año 1938, en su programa “Consagrados por la Fama” que desarrollaba en homenaje a los valores nacionales, presentó a su auditorio de la República a Don Gregorio de Gante.

Fue profesor de lengua castellana en el Instituto Normal del Estado; catedrático de Literatura en la Universidad de Puebla; tuvo a su encomienda las clases de Historia de la Literatura en la escuela secundaria “Venustiano Carranza”.

Así como ahora el auditorio vota por esa forma de poesía no reconocida que es la canción de radio, en septiembre y octubre de 1938 los lectores de el hoy desaparecido diario metropolitano “El Nacional”, votaron por quién era el mejor poeta de México, dando a conocer diariamente el resultado: Gregorio de Gante ocupó al final, de los primeros lugares, señalados por votación popular; en algunos días ocupó el primer lugar. En Efraín Huerta: absoluto amor, un álbum de curiosidades compilado por Mónica Mansour para el Gobierno de Guanajuato (1984), aparece el cómputo final:

Enrique González Martínez 8002

Carlos Pellicer 7224

Leopoldo Ramos 6842

Gregorio de Gante 6799

Francisco González León 6666

Octavio Paz 6424

Renato Leduc 6203

Gilberto Pinto Yánez 6183

Antonio Médiz Bolio 5941

José Juan Tablada 4694

Efrain Huerta 4554

Justo A. Santa Anna 4049

Manuel Maples Arce 3269

Xavier Villaurrutia 3167

Miguel N. Lira 3032

Rafael Solana 2960

Salvador Novo 2918

Bernardo Ortiz de Montellano 2894

Alfonso Reyes 2840

Alberto Quintero Alvarez 2800

Gastón de Vilac 2572

José Muñoz Cota 2539

José Gorostiza 2689

Luis Rosado Vega 2674

Manuel M. Reynoso 2609

Jaime Torres Bodet 2532

Poeta popular; cultiva el género lírico. Literato costumbrista de estilo sencillo y claro; uno de los poetas que consideramos es una columna de la literatura, no solamente local sino nacional.

Gozó en su época de una popularidad elevada, y fue olvidado misteriosamente en épocas posteriores junto a otros poetas, y apenas mencionados en diccionarios y enciclopedias como: Leopoldo Ramos, Gilberto Pinto Yáñez, Justo A. Santa Anna, Gastón de Vilac.

Gregorio de Gante debiera figurar dentro del parnaso mexicano como uno de los más ilustres poetas, en su tiempo llamado Poeta de Puebla por antonomasia, y conocido ampliamente a nivel nacional.

Poetas y Escritores Poblanos (Por su origen o adopción) 1900-1943. Cordero y T, Enrique; Casa Editorial Nieto, Puebla, México.

COLEGIALA

(GREGORIO DE GANTE Y ROJAS)

Tarde a tarde la encuentro,

tarde a tarde la miro

y tarde a tarde pasa indiferente

junto a mi, que a la vera del camino

detengo el paso y la contemplo mudo,

hasta que en el polvoso laberinto

de las calles se pierde,

perseguida de cerca y de contino,

por las mariposillas de mi ensueño

y la casta paloma del suspiro.

Detengo el paso y la contemplo; tiene

de la hermosura joven el prestigio:

en sus mejillas rosa, dos hoyuelos

ríen como traviesos duendecillos,

al ver la flor sangrienta

que simulan sus labios encendidos;

en la barba hay un suave

deshielo de blancuras que, hecho río,

inunda la columna de su cuello

de un desmayo de nácar; los oídos

levantan sus cortinas sonrosadas

y sueñan el magnífico

terminar de su risa sonorosa;

en sus pupilas arde con divino

fulgor, una mañana

azul de primavera; rayos tibios

de sol, atravesaron

el cielo de su frente y en los rizos

y en la abundosa y suelta cabellera

se quedaron dormidos.

Ante mi ingenua admiración derrocha,

con un gesto magnífico,

la tentación discreta de las formas

que se adivinan bajo su vestido,

de su estilo la regia aristocracia

y de su aristocracia el regio estilo.

Como un triunfal redoble de tambores,

oigo su paso por el laberinto

de las calles polvosas,

mientras que mis ensueños adormidos

el clarín de mi verso toca a diana

y a gloria las campanas de mis ritmos.

¿Quién es; qué ruta lleva;

en qué remoto asilo

se albergará el tesoro de su gracia;

a qué balcón florido

se asomarán, mirando al horizonte

sus ansias de cariño;

en que melancolía del paisaje,

austero y pensativo,

hallará su quietud la dulce pena

del amor presentido;

cuál escondida estrella

lloverá polvo de oro en su camino;

cuál rosa que esconda sus espinas

y la envuelva en perfumes emotivos;

qué ruiseñor dichoso

la embargará con embrujantes trinos?

¡Quién lo sabe!... yo sólo sé que al verla

tarde a tarde, a la vera del camino,

el clarín de mi verso toca diana

y a gloria las campanas de mis ritmos;

y se aleja, se aleja perseguida,

de cerca y de contino,

por las mariposillas de mi ensueño

y la casta paloma del suspiro.

Colegiala que pasas a mi lado,

indiferente, por el laberinto

de las calles polvosas,

tú siempre ignorarás que en el camino

que tu paso prestigia hay un poeta

en cuyos altos sueños adormidos,

volcaste el maleficio de tu gracia

y sembraste inquietudes de cariño.

Colegiala, visión de primavera,

que indiferente cruzas mi camino,

tú siempre ignoras que, persiguiendo

tu paso monorrítmico,

se fueron tras de ti todas mis ansias

como leones sumisos.

Colegiala, en mis días dolorosos

tú seguirás cruzando mi camino.

¡Llena eres de gracia

y mi sueño es contigo!

(Estampas de mi tierra)

LA CHINA POBLANA

(GREGORIO DE GANTE Y ROJAS)

Arde, como un incendio, la verbena

popular, en la clásica barriada.

La nutrida colmena

de romeros, simula marejada

sin par, sus voceríos

acrecen con las vívidas corrientes

de las sonoras calles

hechas humanos ríos.

Hay rumor de oleaje

de la fiesta nocturna en el miraje.

A mareantes gritos

que ofrecen viandas, fruta y golosinas

se trenza el guirigay de la rondalla

que gotean rientes mandolinas;

sobre el tumulto estalla

el hondo sollozar de una vihuela;

una voz varonil se alza, revuela,

y a un balcón florecido

de rosas y con galas exornado,

se prende en bella y triste cantinela....

¡es algún pobre amor infortunado

que se queja de olvido!

Allá, por el jardín, hay un compacto

grupo que se apretuja en incesante

expectación febril. Como un impacto

de ilusiones sangrantes,

el ¡ujujuy! Y el ¡ayayay! Comentan

el delirio del coro,

se elevan cual cohetes y revientan,

ebrios de azul, en carcajadas de oro.

¡Es que sobre el sonoro

alto tablado del kiosko y cabe

la caricia que da el ramaje fresco,

dibujan Charro y China el pintoresco

canevá de un Jarabe!

A la China convergen la miradas

del gentío; a su veste

se cuelgan, sin cesar, las ignoradas

ansias de la revuelta muchedumbre;

ella es la fiesta toda, ella es entera

la alegría verbenera

que incendia con su lumbre,

ella tan sólo es todo; y se dijera

en el fugaz momento

que la verbena es una hermosa China

bailando en el jardín de las pasiones,

sobre el kiosko de nuestro pensamiento,

el Jarabe de nuestros corazones!

Símbolo de rumbosa serenata,

síntesis de la fiesta,

con los breves chapines escarlata

va tejiendo los sones de la orquesta.

Baila con el donaire

de un gallardete al aire;

simula, taconeando, los tambores;

remeda con los brazos suave cuna

que es un nido de amores;

finge el bronco bregar del Jaripeo;

copia de la sencilla

chinampa el contoneo:

del arrimo y del celo hace un jaleo;

borda al sombrero Charro una toquilla.

En la Diana final hace un bizarro

derroche de su gracia y de su vida

y se derrumba, como flor caída

en los brazos galantes de su Charro.

Hecha una musa criolla,

cruza en vértigo por la fantasía

poniendo en todo el don de su alegría;

tiene ante nuestros ojos deslumbrados,

la grácil altivez de nuestras torres,

la fragancia sutil de nuestros prados;

de los volcanes la perenne hoguera,

el sonoro volcar de la campana,

el revuelo gentil de la mangana,

y el gallardo flotar de la Bandera.

Con la cara morena

que alumbra la obsidiana de los ojos,

con la obscura melena

que acaricia los brazos y la espalada,

la China es una noche danzarina

con un cielo estrellado como falda,

que hace soñar al ululante coro:

y en el Cielo la noche es otra China

de falda azul, con lentejuela de oro.

(Estampas de mi tierra)

EL CHARRO

(GREGORIO DE GANTE Y ROJAS)

Novia de azules ojos

en espera paciente,

la tarde se reclina

sobre el balcón dorado del Poniente.

La plaza es una hoguera

donde el gozo que inflama los tendidos

crepita y rebervera.

Son los gritos aislados, estallidos;

serpentinas de luz, las carcajadas;

copas de sol, los múltiples embozos;

chispazos quemadores, las miradas;

ardidas oriflamas, los rebozos ....

Y en su palco, risueñas y lozanas,

son las Chinas Poblanas,

estremecidas por los mil rumores

del jocundo jaleo,

manojo de Banderas tricolores

por sobre el incendiado Jaripeo!

El clarín, con su cántico sonoro,

entrega a la locura de los vientos

invaluable caudal de notas de oro.

Por sombra y sol pulula un alarido

jubiloso: ¡es el alma de mi raza

que sube al cielo, ardida por sus fuegos,

desde el anillo inmenso de la plaza!

Jinete en un fogoso

corcel de finos remos

y pelaje lustroso,

salta a la arena el Charro

Forma con el corcel grupo bizarro

lleno de gracia y fuerza,

de colorido y vida.

Luce el ancho sombrero galoneado,

la corbata en carmines empapada,

la chaqueta de cuero alhamarada,

pantalón ajustado

de ancho aletón con oro recamado;

al cinto, bien ceñida,

una pistola de acerado brillo;

al anca del caballo, un arco iris

deslumbrante: el Sarape de Saltillo;

en el sombrero, sol de lentejuelas

y tintinantes y al talón prendidas,

dos luceros de plata: las espuelas.

Tal cual recorre el ruedo

a galope tendido, rememora

mitológico ser de otras edades,

que a la mesa de Anáhuac llega otrora

atropellando razas y vestiglos,

Apolo en el Pegaso tras la Aurora

o centauro perdido entre los siglos.

Gobernando la rienda con la mano

izquierda, para al bruto

sentándolo en los remos

traseros; y desata

el ofidio tenaz de la reata

de Chavinda, que luego es en su diestra

un ondulante lazo

de oro, cuyo abrazo

disminuye o dilata,

como fakir fantástico que muestra

a una dócil serpiente hecha de fuego

sobre la alfombra gris de la palestra.

¡El Charro está bordando su floreo,

tal como si liara con su reata

el fragante florón del Jaripeo!

De los toriles de la plaza sale

cornúpeto veloz de fina estampa

que fuga, cual si fuese por la pampa.

Veloz arranca el Charro

al nervioso corcel, juega el donaire

de su lazo, en el aire,

y, persiguiendo al fugitivo bruto,

le larga la mangana,

gira al caballo en un cambio de frente,

se amarra a la cabeza de la silla

y tira de él, potente.

Rueda en la arena el toro,

entre el aplauso que levanta el coro

y entre el júbilo intenso de la Diana;

y rueda el sol por el azul tapete,

como si fuese una moneda de oro

apostada al albur de la mangana!

Sustituye al astado

en la arena del circo, un potro bronco

que huye desesperado

y sigue a escape el círculo del coso

queriendo hallar el término a su fuga,

sin entender el brioso

potranco, que es el círculo en que gira

imagen de lo eterno, que no tiene

ni principio ni fin. El Charro viene

a pié hacia él, se afianza de las crines

y siguiendo sus ímpetus, de un salto

le monta. El Potro enarca

su cuerpo y se encabrita

e intenta librarse del osado

que en su lomo gravita

hasta que al fin, cansado,

depone su fiereza

y el Charro baja de él, como un Monarca

domador de la Naturaleza.

Toca a su fin la fiesta

bajo la pompa de oro de la siesta.

El corazón, como ánfora insaciable,

se ha llenado de música y loores,

de luz y de colores,

de gozo y gallardías;

y un optimismo amable

nos presta las hombrías

del Jaripeo Nacional, y gritan

a nuestra fe, las voces de la sangre:

México es una plaza

entre el Sajón tendida y el Latino,

donde el Charro, que es alma de la raza,

doma al Potro salvaje del Destino!

(Estampas de mi tierra)

PIROPOS AL REBOZO

(GREGORIO DE GANTE Y ROJAS)

Bien mereces, Rebozo,

que te festejen con sus estallidos

fugaces, los cohetes de mi gozo;

bien mereces, Rebozo, la caricia

de las manos que son nuestra delicia;

que te besen las bocas

que a nosotros nos besan, en las locas

horas de la ilusión; y que te miren

los ojos que nos miran; y que presos,

prisioneros de amor entre tu lazo

queden nuestros cariños, para arderte

con el ansioso fuego de los besos

la eléctrica chispa del abrazo.

Bien mereces, Rebozo,

que hilen tu urdimbre nuestras patrias ruecas

que te adornen nativas amapolas

y que te arrullen, brava o dulcemente,

las notas de "La Marcha Zacatecas"

o del mestizo vals "Sobre las Olas".

Mereces que te extienda sobre el manto

imperial de mi canto

y en la prosaica era

que nos tocó vivir, de sino adverso,

te alce, izado, en el asta de mi verso,

como triunfal bandera!

Rebozo sin rival de Tenancingo

Rebozo negriazul de Tulancingo;

Rebozo Queretano,

de la reata de lazar hermano;

verde Rebozo de Santa María,

que copias el color de los nopales

y autóctonos maizales;

Rebozo Oaxaqueño,

oloroso a mezcal Tlacoluleño;

Rebozo moteado,

palomo o granizado

de Puebla, que recuerdas al camote

y al mole peculiar de guajolote;

Rebozo de hilo o seda,

rojo como la flor del organillo,

que pasas por el hueco de un anillo;

Rebozo mexicano cuya punta

a las caderas femeniles se unta

como a las aras del altar, querido

Rebozo de mi Patria,

que guardas la tibieza confortante

de la "tortilla" y de la "barbacoa",

mereces que te entone yo un "corrido",

o te escriba una loa.

Porque eres un discreto confidente

en idílicos trances de mi gente;

y en las horas románticas y bellas

de las declaraciones amorosas,

ocultas el rubor de las doncellas

pueblerinas, y sabes muchas cosas

del "te quiero" y "te adoro",

tantas, que en los dibujos complicados

de tus flecos, se quedan enredados

suspiros y miradas,

besos que no son dados

y palabras de amor no pronunciadas.

Porque en ti se han mecido

los sueños infantiles de mi raza,

cuando como en un nido

trémulo de ternuras y de gozo,

la mujer de mi pueblo

a su vástago envuelve en el rebozo,

ata sus puntas junto de la falda

y se entrega feliz a las faenas

con su carga de amor sobre la espalda.

Porque pasas por ferias y mercados,

rebozo mandadero,

queriendo atesorar el mundo entero;

porque enjugas los lloros desolados

de las anónimas tribulaciones

y eres paño de lágrimas

de humildes y sencillos corazones;

porque, hecho mortaja,

cubres el cuerpo inerte de tu dueña

que, en instantes postreros,

soñó hallarte en la Gloria. ¿Que es su cielo

prometido, si no negro rebozo

con motas de lucero?

Rebozo que visitas los salones

entre pieles y abrigos y mantones;

insurrecto rebozo de bolita,

que arropaste el amor de “La Norteña”

y de "La Valentina", y "La Adelita";

rebozo popular que en las verbenas

te olvidas de las penas

y eres, entre la loca algarabía,

banderín de los gozos

y estandarte triunfal de la alegría,

bien vales un "mariachi" michoacano,

unas madrugadoras "mañanitas",

una dulce "valona" del Bajío,

un "huapango" febril veracruzano

y un jocundo “Jarabe Tapatio”.

Bien mereces Rebozo, que en la plaza

de toros, encendida como hornaza,

donde luces cruzado sobre el pecho

de la China Poblana

y tu tronío impera,

te brinde, entre la gala chinampera

de jubilosa Diana,

Lino Zamora un par de banderillas,

Ponciano Díaz un rudo estoconazo,

y Rodolfo Gaona una Gaonera

y José Becerril una mangana.

Y porque, en la trinchera

de luchas libertarias,

te transformaste en venda curandera,

misericorde y grata,

puedes atestiguar la historia entera,

donde el valor heroico maravilla,

del obscuro "insurgente" de Morelos,

del "Chinaco" leal de Zaragoza,

patriota sin mancilla,

del "cigarro" suriano de Zapata,

del "carranclan" del Manco de Celaya

y del "Dorado" fiel de Pancho Villa.

Porque si no tuviera

un águila en su escudo mi bandera,

bien merecías Rebozo, ser tomado

como símbolo de 'la tierra mía,

y entre el verde y el rojo te vería

abrazando un sombrero galoneado.

Rebozo que eres cuna para el niño,

cabezal para el sueño, celosía

para el amor, dogal para el cariño,

venda para el herido, banderola,

mortaja y vida y llanto y alegría,

Rebozo Nacional, tu sombra sola

cubre a la Patria mía.

y para bien cantarte

y para bien loarte,

mi musa se ha prendido los listones

tricolores, en la trenza sombría,

ha vestido el castor multicoloro

con los oros del día

y se ha cruzado el corazón indígena

con el rebozo azul de la poesía!

(Estampas de mi tierra)

1 comentario:

  1. Es increible saber que el Sr Gregorio de Gante Nacio en Tecali de herrera en el estado puebla y que sea el autor del Brindis del bohemio, el cual siempre mi padre pone en Navidad cuando esta reunida la familia, yo naci un 7 de julio pero de 1979, conozco tecali ahi venden muchas artesanias de marmol,y jamas imagine que habria un cierto vinculo conmigo con ese hermoso lugar que es tecali.

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